miércoles, 11 de febrero de 2015

El tiovivo

Siempre es lo mismo, mi vida se asemeja a un tiovivo,siempre dando vueltas y más vueltas, siempre observando el mismo paisaje.....dolor, depresión, angustia, esperanza..... Así una y otra vez, y a pesar de querer apearme, de parar esta maldita atracción en la cual me veo obligado a viajar, cada vez que le hago un gesto al conductor del carrusel, este parece comprender todo lo contrario y acelera de tal manera que me es imposible bajarme de ella. Así me veo abocado a ser un espectador, un trozo de carne que es transportado en el tiovivo de la vida, tiovivo que en cada vuelta me golpea el cuerpo, me enferma, me fatiga.....tiovivo que alcanza una velocidad tal, que me comprime el pecho, hace que la fuerza se me escape, haciéndome sentir viejo en un cuerpo de joven. Dolor, depresión, angustia y esperanza......esperanza me encanta esa palabra, esperanza en que algún día la atracción comience a perder velocidad hasta llegar al punto de poder bajarme y conocer un mundo sin condiciones físicas y mentales,  un mundo donde pueda decidir sin miedo a ser asaltado por la enfermedad o el dolor, por la imposibilidad o el desazón.
Y así,  sin tener posibilidad ni oportunidad, continuo dando vueltas, sumergido en este maldito bucle de dolor y fatiga.

domingo, 1 de febrero de 2015

El asedio 5

Siento el barro, frío y líquido penetrar en mis pies, el avance hasta la posición, una colina desde la cual se domina las amplias laderas, otrora negras, de telas oscuras como sus propietarios, donde campaba la ciudad enemiga y que ahora arde al igual que mi castillo. -¡¡VAMOS UNOS PASOS MÁS!!!- grito sin ser oído, puesto que los pocos efectivos que conforma el erizo saben de sobra cual es su misión.....alcanzar la tienda que se alza en la colina y dar muerte a aquel que osó asediarnos.
Por un momento observo el campo de batalla, mi castillo envuelto en humo, la ladera sur, embarrada y colmada de cuerpos inertes, fundidos en la tierra removida, húmeda tras las pisadas y la sangre vertida en ella. El llano a sus pies, punto de inicio del incendio provocado por las flechas incendiarias lanzadas desde el erizo de escudos y lanzas que formamos. El incendio no tardó mucho en propagarse, extendiendo la muerte en forma de fuego y humo entre los que yacían en sus lechos, todo aquel que se cruzaba con nuestro parapeto móvil era ensartado, bien por las lanzas o bien por las espadas. Y así, repartiendo muerte a cada paso avanzamos sin casi resistencia, puesto que el grueso de la horda enemiga se encuentra atrapada en el castillo, mermada desde la torre por los arqueros de Ortiz, haciendo que su salida nuevamente por la brecha del muro norte sea lo más penosa posible.
-¡¡¡HACIA LA COLINA!!!- grito para desviar un poco el avance del erizo, el cual se dirigía hacia un grupo de enemigos -¡¡NO PERDÁIS EL OBJETIVO!!!- ¡¡QUIEN NOS IMPORTA MORA EN SU CIMA Y VAMOS A DARLE MUERTE!!.....mis palabras parece dar fuerza a las fatigadas tropas y avanzan a más velocidad, ensartan a más velocidad y tajan a más velocidad.
Desde la cima de la colina se adivina una línea oscura cómo la noche y tras un rugido que no parece ser, ni provenir del mundo de los vivos, la línea comienza a deslizarse vertiginosamente en nuestra dirección. Se trata de los hombres, si así se les puede llamar, más grandes que he visto jamás, marchan envueltos en piel negra y sobre ella portan la cota de malla, oscura y oxidada, sus cascos, con forma de animales, todos ellos negros, hacen que tan solo mirarlos den ganas de rendirse o morir con las propias armas con tal de no caer en sus garras.
- ¡¡EN CUÑA!!¡¡EN CUÑA!!- tenemos que luchar como si fuese caballería, por un momento el erizo se diluye y tras largos segundos adopta la forma de punta de lanza.
El choque es estremecedor, por un momento pienso que saldremos por los aires, sometidos a la fuerza descomunal del enemigo, al igual que las hojas de los arboles empujadas por el viento de otoño.
-¡¡AGUANTAR!!-la línea de escudos aguanta el embiste, las lanzas se clavan y se quiebran, los gritos y aullidos se mezclan, los pies resbalan, las muecas de dolor y esfuerzo se expresan entre los que aguantan y los que portan las cabezas de las bestias que empujan con ímpetu. Los hombros se aprietan contra las espaldas de los que sujetan los escudos, las cuchilladas se reparten entre los resquicios que dejan los escudos. El empuje se estabiliza por un momento.........-este es el momento- pienso.......¡¡AHORA!!....los escuderos clavan rodilla en tierra, bajando sus escudos y dejando más a la vista a los enemigos, la lanzada se produce rápida, clavando y pinchando los cuellos y torsos enemigos y tras ello también clavan los lanceros rodilla en tierra, formando con sus lanzas una empalizada impidiendo penetrar a las bestias, y por unos segundos quedan cara a cara los negros guerreros y mis arqueros...... La andanada es demoledora para los sorprendidos guerreros,  los cuerpos caen acribillados a flechazos, aquellos que caen hacia adelante son ensartados por la improvisada empalizada.
Los escudos se alzan nuevamente, los arqueros ayudan a empujar a la ahora muralla, avanzamos, la pendiente se pronuncia un poco más......-¡¡AHORA!!.....mismo proceder de escudos bajando, lanceros clavando y arqueros disparando. El empuje enemigo flaquea, sus efectivos se concentran en romper la punta de flecha que forma mi defensa, intentando llegar hasta mi. Con las últimas fuerzas que tengo vuelvo a gritar con voz ronca y rota......-¡¡TENAZAAAA!!...los escudos centrales caen, los arqueros reparten la muerte a modo de flechas que traspasan, clavan o desgarran a los ya aturdidos enemigos, mientras los escudos de los flancos realizan un movimiento envolvente......la tenaza cierra sobre el enemigo, el cual, como la mosca que queda atrapada en una planta carnívora, no hace más que perecer a cada paso envolvente de mis soldados....y así... con su ciudad en llamas, sus tropas atrapadas y mermadas en el castillo y su guardia pretoriana atravesada y estrangulada, alcanzo la cima.
Tan solo una negra bandera ondea como estandarte, la tienda de pieles negras abre su entrada como si abriese la boca del mismísimo infierno y de ella sale una silueta.....una persona de uniforme negro, pero no de pieles, si no de ricas telas oscuras a modo morisco, cubrierto sus hombros con una capa negra, ribeteada en fina plata y portador de un casco animal con forma de oso. Su andar autoritario, su mano izquierda sobre el pomo de la espada negra y su mano derecha sujetando la hebilla de su cinturón, hace ver, que a pesar de todo es una persona segura de sí misma.
Se detiene a unos metros de la entrada y sin decir palabra me ofrece a entrar en la tienda, miro a mis soldados, todos desconocidos, puesto que casi todos lo que he conocido han caído a golpe de maza, espada y flecha y sus cuerpos yacen en el frio lodazal que forma el campo de batalla. Los miro y algunos me hacen gesto de negación,  pero he de ver, he de saber, quien y por que, puso en asedio a mis tierras y a mis gentes.
-Formar una perimetrica y si no salgo antes de ponerse el sol, prended la tienda, si sale alguien que no sea yo dadle muerte......Ortiz queda al mando.
Salgo de la protección de mis escudos los metros que me separan de la figura que espera a la entrada de la tienda son atravesados por volutas de humo, el aire se respira fresco y las cenizas elevan las chispas de todo aquello que ha ardido o arde sobre mis campos.
Llego hasta el, inmutable incluso cuando me acerco a menos de un metro -Y ahora? Le pregunto, no dice nada, simplemente gira sobre si mismo y penetra en la oscuridad de la tienda. Me vuelvo para observar por última vez todo lo que amo, mi castillo, mis campos, mi gente....todo queda atrás, pero con una extraña sensación de tranquilidad penetro en la tienda.
El calor golpea mis mejillas nada más pasar la entrada, la habitación es austera, no existe en ella más que un sillón y un arcón,  el suelo alfombrado de oscuras pieles, las lonas negras con las antorchas, las cuales arrojan luz como con miedo, dejando grandes zonas de la estancia sumidas en tinieblas. Todo es tranquilo allí dentro, no se oye nada y ni siquiera el viento mueve las lonas, es como encontrarse encerrado a varios metros bajo el suelo.
- aquí me tienes, quien Eres? Mi tono de voz suena segura, mi mano se encuentra en el pomo de la espada y procuro ergirme a pesar del cansancio.
El silencio por parte de la figura que se encuentra frente a mi hace que tense mis mandíbulas.... Mis ojos van de la figura, a las oscuridades de la tienda, esperando ver aparecer algún enemigo.- Tranquilo, no tienes nada que temer, puesto que me has vencido- su voz me resulta extrañamente familiar, pero con ese maldito casco me resulta difícil atinar quien es.- Puesto que te he vencido, creo que lo menos merezco saber quien eres y porque me has asediado. La figura continua dándome la espalda, se quita el casco con forma de oso y lo deja caer al suelo, pero continuo sin ver quien es.
La sangre parece helarse dentro de mis venas, mis ojos no dan crédito a lo que ven, los pelos de la nuca se me erizan, el rostro que observo mientras se acerca a mi, con un vaso en la mano, el cual me extiende a la par de hacer gesto para que lo coja, no puede ser verdad........-Vamos no pongas esa Cara- Me dice mientras me mira con gesto severo. Tiendo mi mano y cojo la copa, no doy crédito a lo que veo y lo que veo, la persona que se encuentra ante mi soy Yo.....o más bien, alguien con mis mismos rasgos.-Pero....pero...no puede ser....no puedes ser Yo.....eres la Muerte????- mi voz suena temblorosa.-Quien yo? No qué va, soy algo peor. Su voz suena burlona, traviesa -Ella....la muerte me refiero..... Llega y ya está.....yo por el contrario siempre estoy, no hay modo de acabar conmigo y eso es lo que me hace peor que la temida muerte. Todo tus actos los condiciono....todas tus dudas..
...las creo..... siempre estoy contigo, susurrandote en tu mente....y
haciendo un gesto teatral, alzando sus brazos y girando sobre sus talones grita. -Y ESTE ES MI IMPERIO!!!.
No doy tiempo a más, saco mi espada y lo ensarto, atravesandolo, haciendo que mi acero penetre hasta la cruz del mango, nuestros cuerpos se acercan y a medida que el acero atraviesa su carne, junta su mejilla a la mia y susurra....-TE HE DICHO QUE NO PUEDES ACABAR CONMIGO.
Sin hacer mucho esfuerzo y sin gesto de dolor, comienza a retirarse, yo pasmado por lo que ven mis ojos, observo como la espada sale de su cuerpo.
- Este es mi imperio y tu.... querido fernando.... te encuentras en estos momentos dormido, al lado de tu esposa- Miro mi cuerpo y ya no poseo traje alguno, no existe ni cota de maya, ni guantelete, ni artículo de guerra alguno, tan solo mi pijama....-Pero no pienses que es un sueño esto que te ocurre, soy tu miedo escenificado, algo que adopta forma para hacerte ver que siempre hay salida, soy aquello que te atenaza, que no te deja respirar...que condiciono cada acción poniendo la duda frente a ti.....soy quien no te deja dormir, quien te hacer sufrir sin motivo alguno, puesto qué nada aún ha pasado....soy tu barrera y tu eterna compañera..... Pero fernando, también soy quien te da fuerzas cuando no las tienes, quien te fija un objetivo a seguir, quien te enciende una luz al final de un largo túnel....
Hoy, ahora me has vencido....solo cuando has protegido aquello que amas en una torre, anteponiendo sus vidas a la tuya...cuando no has esperado el fin y te has lanzado a elegir el modo de morir has vencido a mis fuerzas.....y ni tan siquiera, cuando te he enviado a mis mejores y más terribles guerreros te has rendido, siempre con un objetivo en la mente.... Y así de esta manera has conseguido llegar a mi.........solo para saber que el miedo no es invencible, que puedo ser y soy un aliado o enemigo, según se tercie el problema a resolver.
Y que solo con un paso tras otro hacia adelante se enfrenta uno a la vida. Así pues fernando, descansa, duerme tranquilo, pero no te confíes y enfréntate a mi por el resto de tus días.