viernes, 16 de enero de 2015

El asedio 4

No hay tiempo que perder,  el empuje del enemigo sobre el muro norte se acrecenta, la impaciencia al ver que no me he retirado de los muros apesar de las andanadas de flechas sobre los hombres que combatían en ellas, han hecho que concentren sus fuerzas hacia la brecha abierta, la cual a duras penas taponamos.  El sol despunta al alba, sus rayos desgarran el cielo negro, el día intenta abrirse paso al igual que nuestros enemigos intentan penetrar en nuestras líneas.
!!!!ABRIR LAS PUERTAS DE LA TORRE DEL HOMENAJE!!!!  la voz que surge de mi boca se encuentra quebrada, el dolor de mi garganta tras horas de gritar ordenes sumado al tiempo que hace que no tomo trago alguno es insoportable. Pido a mis mozos que busquen al mando al cargo de cada defensa para que acudan a las puertas de la torre. Clavo rodilla en tierra y comienzo a trazar en la húmeda tierra arenosa algo parecido a un plano del campo de batalla, levantó la vista para asegurarme de la dirección del viento, el estandarte aun hondea alegre con el viento del oeste, las golondrinas alzan su vuelo matutino ajenas a la tragedia que se sucede bajo sus alas, pienso que en poco tiempo tendrán como compañeras a los cuervos y buitres, que darán buena cuenta de nuestros cuerpos. El clarear de un nuevo dia avanza inexorable.
Mi señor? Vuelvo la cara en dirección a quien me habla, es Ortiz, el oficial que no hace mucho aconsejaba rendir la fortaleza,  - Me alegra verte con vida, parece que no eres buen negociante para rendir plazas. Le sonrio levemente mientras señaló su muro, el sur, el que menos daños ha sufrido. -El problema es, mi señor, que todo aquel que desea este terreno tiende a lanzarse sobre mi espada. Lo dice devolviendo la misma sonrisa irónica. Me gusta el carácter de este hombre, siempre me ha gustado,  será porque siempre dice lo que piensa, sin rodeos y por supuesto sin querer lamerme el culo, ojalá todos fuesen así. Un mozo nos acerca un morral con agua, le doy un largo tiento y se lo paso a Ortiz, el cual da un largo trago. Mientras bebe,  miro a mi alrededor,  los otros oficiales no llegan, pero veo como se acercan tres jóvenes soldados desde los tres muros que faltaban por llegar.....-Maldita sea, esto no es bueno.
- Mi señor? Mi nombre es Juan López,  soldado más antiguo del muro norte, ayudante de campo del alférez Santiago,  el cual yace muerto al ser atravesado por una saeta, la cual le alcanzó entrando por su clavícula y quedando de esta fuera de su cuerpo nada más que las plumas. El soldado es mayor, las arrugas de su cara enjuta y piel morena, curtida por el sol,  se encuentran remarcadas por la suciedad que le embadurna el rostro, sus dos ojos azules, gélidos,  dicen de el que es un hombre que ha visto muchas cosas, quizás demasiadas.
- Es una pena Juan, pero has demostrado tenerlos bien puestos para contener cómo estáis conteniendo a esas bestias vestidas de negro. En recompensa, obtendrás
empleo de cabo de lanceros de forma inmediata.
-Si así lo deseais. El nuevo cabo sigue inmutable, pero algo en sus ojos me dice que busca donde esta la trampa.
El soldado que llega desde el oeste es un arquero, su nombre es Jacobo,me cuenta como un garfio lanzado con mucho ímpetu, pasó por encima de los defensores y en su recorrido de tensado se enganchó con dos de sus garfios en la pierna del oficial arrastrándole hasta las almenas cómo a quien le arrastra el mismísimo demonio para llevarlo al infierno, tras contarle la soga que le tensaba el garfio fue evacuado al hospital de campaña y allí continua.
-Y allí continuará y será un cuerpo más en un montón más- pienso para mis adentros.
El soldado llegado del este es cuanto menos peculiar,  cota de malla demasiado corta, guanteletes dispares, una espada que más daño infringira por la suciedad que por el afilado y un casco que le queda tan apretado que provoca que las cejas se le bajen hasta casi cerrarle los ojos.Acaso ha cogido los atuendos de un mozo de tambores? El caso es que tras ser alcanzado el oficial por una saeta y el ayudante de este ser ensartado por dos palmos de metal negro de la espada enemiga, le tocó el turno de mando a el, que era el soldado encargado del enlace y se encontraba subordinado a este último. Su nombre es Miguel.
Pasamos el morral, de uno a otro como señal de ser todos iguales, sin importar escalas y mandos.
-He abierto la torre del homenaje y allá se encerraran las mujeres,  los niños,  los heridos y unos cuantos lanceros, espadachines y arqueros, siendo los mejores de cada arma y quedarán al mando de Ortiz.
-Mi....señor...
-Hablaras cuando acabe, apenas queda tiempo.
Por un segundo su mirada se encuentra con la mia y descubre que no quiero respuesta alguna, que la decisión está tomada.
-El plan es el siguiente,  todos sabemos que antes de llegar el sol a mediodía las hordas de enemigas entrarán por la brecha norte, todo el tiempo que disponemos hasta que eso ocurra lo dedicaras Ortiz al traslado de los heridos a la torre, sírvete de unos pocos hombres para este fin, las mujeres y niños acomodarán a los heridos y suministrarán a los defensores del material de combate. Ortiz queda pensativo, arrodillado mira varias veces al hospital atestado de heridos y a la torre hechando cálculos del tiempo que invertirá en ello.
- caballeros,  vamos a salir de aquí para ir directamente hacia el jefe enemigo, para ello primero necesitamos cegarles tanto a los que se encuentran en las murallas como a los que campan en la ladera sur y esa misión te la encomiendo a ti Jacobo. Necesito que hagas arder los edificios para crear una cortina de humo que desoriente al enemigo, utiliza a los arqueros para ese fin y tras hacerlos arder formareis círculos alrededor mio, queda claro? El joven asiente y se marcha presto a dar las consignas oportunas.
-Miguel tus hombres formarán círculos alrededor de los arqueros, servireis de segunda línea de defensa y ataque, pero necesito que sacrifiques a varios hombres en post de alzar el rastrillo y abrir las puertas. Los ojos de Miguel se clavan en los mio....- se que es duro mandar a la muerte segura a hombres, pero solo descabezando a la bestia que nos asedia acabaremos esta batalla. El joven suspira y se reincorpora, se quita el casco que tanto le aprieta y los deja caer al suelo pesadamente -Ya que voy a morir, por lo menos que no me duela la cabeza....... Señor? Y tras decir esto se marcha para dar las órdenes recibidas.
-Juan  tu seras el encargado de crear la primera línea de defensa con los lanceros y escuderos,  como observarás hemos formado un erizo, un círculo acorazado que avanzará hasta la mismísima tienda del señor oscuro, necesitaré rapidez y contundencia, podrás darme esas cosas?? Los ojos del Cabo, reflejan tranquilidad, como si esto mismo, el salir de una vez por todas he ir a buscar la muerte en las laderas camino del general enemigo, fuese lo mejor que se podría espera de alguien como el.....-por supuesto que puedo darle lo que me demandais señor!!
El único que sigue aun a mi lado es Ortiz, el cual se incorpora a la par que yo, nos miramos y nos fundimos en un abrazo sincero de despedida, no hay nada que decir cuando todo esta dicho.
Todo está en marcha, dejo que comienze el traslado de heridos y me dirijo nuevamente al combate, desenfundo mi sable al llegar a las líneas de combate norte, la lucha es encarnizada, pero al verme allí los soldados se ven insuflados de energías renovadas, haciendo retroceder al enemigo un par de pasos. Hombro con hombro, así es como se lucha, ver como una persona, desconocida en muchas ocasiones, da la vida por lo que considera suyo, por proteger a los suyos es lo más noble que alguien puede ver.
El sol esta casi al mediodía, pero aún así se muestra tímido, mortecino, en un cielo azul descolorido, como un sol de invierno que a pesar de brillar no calienta. Los techados comienzan ha arder y un leve humo comienza a envolverlo todo, es el momento de dejarlos entrar. Corro al centro del patio, las puertas de la torre se han cerrado, hago sonar el cuerno, es la señal establecida para formar el erizo que me llevara hasta el corazón enemigo, siempre dirección sur pienso mentalmente. Tras el toque comienzan a llegar los arqueros los cuales se afanan en seguir lanzando flechas incendiarias - Ahorrad flechas hasta llegar a su negra ciudad de tela más allá de la ladera sur!!! Nuevamente toco el cuerno y poco después comienzan a llegar los espadachines entre el humo cada vez más espeso formando la segunda línea de defensa. Toco el cuerno por tercera y última vez, esta vez el suelo parece vibrar bajo mis pies, ya esta, ya han entrado. Los lanceros comienzan ha llegar en oleadas formando a cada una un anillo protector, ordeno a los arqueros que lancen flechas normales hacia el muro norte, donde en estos momentos el enemigo se encuentra entrando por la brecha pasando por encima de los cadáveres, mis andanadas son apoyadas por las que son lanzadas desde la torre.
Doy la orden de avanzar hacia el rastrillo, a duras penas se puede ver algo, el humo forma una niebla que lo cubre todo, los ojos y la garganta pican, los hombres se afanan en avanzar hacia el rastrillo, parece que retrocedemos, puesto que avanzamos hacia el sur repeliendo los embistes del enemigo desde el norte. Toco el cuerno varias veces, puesto que el batir de armas es descomunal, he de hacerme oír para que alcen el rastrillo. Avanzamos a oscuras hacia la boca de túnel, el rastrillo se alza pesadamente, al igual que una persona mayor, el empuje enemigo se vuelve débil, como dudando del motivo por que razón avanzan hacia el sur.
La boca del túnel se recorta claramente entre la espesura del humo, las chispas danzan en el aire como luciérnagas de fuego, todo es de color gris del humo, negro del muro y rojo de la sangre.
!!ADELANTE SIN PIEDAD¡¡¡¡ El erizo se agolpa en el túnel, los hombres se aprietan casi tanto como sus mandíbulas, el retumbar de gritos es ensordecedor,  se grita para liberar adrenalina, para formar un lazo invisible con aquel que marcha a tu lado, para obligarte a dar un paso adelante y para olvidar que estás  cagado de miedo.
Que abra tras el humo, pienso cuantos pasos daré antes de descubrir si la treta a surtido efecto o pedeceremos casi al instante,  desde mi retaguardia me llega el aviso de que hemos Pasado.
-!!BAJAR EL RASTRILLO!!!....estamos fuera.

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