jueves, 30 de julio de 2015

Vivir y vencer

Busco inspiración y la encuentro en las salidas que realizó al monte, siento como mientras corro y sufro, porque bien es verdad que sufro como el que más, mis pensamientos se ordenan, mis miedos se hacen claros y nítidos. Puedo ver por ejemplo, como mi gran terror, que es verme postrado en una silla de ruedas se desvanece, como mientras piso y piso contra la pista forestal, mientras el vaho sale por mi boca y mi pulso galopa acelerado, la idea de la silla de ruedas se desvanece, se hace lo que verdaderamente es, solo un miedo y termina desapareciendo, dando paso a otros pensamientos cada vez más tranquilos, acordes al paisaje que observo.
Intento dejar atrás con cada zancada los errores cometidos, vaciar en cada kilómetro la pesada mochila de los remordimientos, aprovechar el impulso que me proporciona mis piernas para alejarme lo más posible de mi gran odiada y enemiga la esclerosis múltiple, sabiendo que me va a la zaga, notando su putrido aliento tras de mi, siempre atrás. Por unos minutos siempre logro alejarme de ella, cuando mi cuerpo jadeante va comiendo kilómetros a las laderas y collados, cuando el esfuerzo de poner una pierna delante de la otra en las inclinadas cuestas pedregosas y cuando mis sentidos se defienden y coordinan durante las serpenteantes bajadas plagadas de piedras buscando tu caída, es cuando siento que la dejo atrás, sola y olvidada y son en esos momentos donde me siento libre y sin cadenas, porque ella no representa nada, no tiene cabida en los íntimos momentos que compartimos el terreno, la carrera y yo.
Me encanta ser libre, me encanta correr y notar como la vida me toca cada uno de mis poros, me gusta jugar con los charcos a no tocarlos , contra el barro a ver si me tira y al escondite con el sol y  por supuesto me gusta doblegar a esos malos compañeros que son el miedo, la inseguridad y los remordimientos. Os invito a dar el primer paso, cada cual el que pueda y al nivel que sea capaz, os animo a que abandoneis vuestra área de confort, vuestro perímetro de seguridad y hacerles frente, repito, cada cual lo que vea que le supone un esfuerzo, al fin y al cabo de eso se trata de esforzarse, porque sin esfuerzo no existe la recompensa de sentirse a gusto con uno mismo.
Yo por mi parte, intentaré continuar comiéndome la vida a través de mis zapatillas, y dejando atrás todo aquello que es tóxico sin más ayuda que las que me dan mis piernas, mi respiración y mis ganas de vivir y vencer.

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